Oraciones y Declaraciones de Curación
Dr. JQ, Psicólogo Clínico, especialista en PsicoNeuroInmunoEndocrinologia VoluntarioSinFronteras –Proyectos de Apoyo Humano- Colombia www.proyectojq.com Teléfono 2531539
¿Estás pasando por un reto de salud, querido amigo? No importa cuán serio o sencillo pueda parecer, abre tu corazón a la curación. ¿Un amigo o un ser querido necesitan curación? Abre tu corazón y mantén el pensamiento más elevado de salud —perfección— y espera que la curación se lleve a cabo.
Primero, la fe que sana es posible y es un requisito.
Toma la fe que tienes ahora, aún cuando sientas que es tan pequeña como una semilla de mostaza y edifica sobre ella. Edifica al reconocer las cosas a tu alrededor que Dios ya ha provisto para ti. Hasta una cantidad de fe equivalente a una semilla de mostaza, en lo profundo de tu corazón sabrá que la curación es posible. Di a ti mismo esto hoy, cada vez que ores y cada vez que la duda y el temor se filtren en tus pensamientos. Mantén esta conciencia en tu corazón: Tengo fe en la vida de Dios en mí para que haga su obra perfecta de curación.
Segundo, la voluntad es requerida de quienes vayan a ser sanados.
Pregúntate ahora “¿quiero ser sanado?” y alguna parte de ti responderá con un “¡Sí!” atronador. Tu curación ha comenzado. A veces puedes decir que sí y sin embargo, no dar los pasos necesarios para propiciar la curación. Por ejemplo, quizás no estás siguiendo ideas prácticas que promueven la curación. La voluntad de sanar quiere decir seguir la guía de Dios.
Tercero, la acción de gracias es necesaria.
Una actitud agradecida puede no ser fácil de desarrollar cuando un reto de salud es aparente; sin embargo, la práctica diaria de dar gracias por la vida de Dios en ti te ayudará a alimentar el sentimiento de gratitud.
Cuando oras, bien sea por ti mismo o por otra persona, ve la vida de Dios en ti o en la otra persona llevando a cabo su obra sanadora y revitalizadora. Da gracias por toda evidencia de curación y permite que ésta se produzca.
Ten fe. Ten la voluntad. Da gracias. Al utilizar estas tres cualidades, abres tu corazón a la curación. Ten la seguridad de que la curación —la curación perfecta— tiene lugar ahora.
Primero, la fe que sana es posible y es un requisito.
Toma la fe que tienes ahora, aún cuando sientas que es tan pequeña como una semilla de mostaza y edifica sobre ella. Edifica al reconocer las cosas a tu alrededor que Dios ya ha provisto para ti. Hasta una cantidad de fe equivalente a una semilla de mostaza, en lo profundo de tu corazón sabrá que la curación es posible. Di a ti mismo esto hoy, cada vez que ores y cada vez que la duda y el temor se filtren en tus pensamientos. Mantén esta conciencia en tu corazón: Tengo fe en la vida de Dios en mí para que haga su obra perfecta de curación.
Segundo, la voluntad es requerida de quienes vayan a ser sanados.
Pregúntate ahora “¿quiero ser sanado?” y alguna parte de ti responderá con un “¡Sí!” atronador. Tu curación ha comenzado. A veces puedes decir que sí y sin embargo, no dar los pasos necesarios para propiciar la curación. Por ejemplo, quizás no estás siguiendo ideas prácticas que promueven la curación. La voluntad de sanar quiere decir seguir la guía de Dios.
Tercero, la acción de gracias es necesaria.
Una actitud agradecida puede no ser fácil de desarrollar cuando un reto de salud es aparente; sin embargo, la práctica diaria de dar gracias por la vida de Dios en ti te ayudará a alimentar el sentimiento de gratitud.
Cuando oras, bien sea por ti mismo o por otra persona, ve la vida de Dios en ti o en la otra persona llevando a cabo su obra sanadora y revitalizadora. Da gracias por toda evidencia de curación y permite que ésta se produzca.
Ten fe. Ten la voluntad. Da gracias. Al utilizar estas tres cualidades, abres tu corazón a la curación. Ten la seguridad de que la curación —la curación perfecta— tiene lugar ahora.
Y ahora pon tu mano en el corazón y repite en voz alta:
En la quietud de Tu presencia, Dios, siento que Tu vida sanadora fluye en mí, trayendo paz a mi mente y energía a mi cuerpo.
Envuelto en Tu poderoso amor sanador, Dios, experimento salud y perfección de mente, cuerpo y emociones.
Gracias, Dios, por Tu vida sanadora que se encuentra en todas las células de mí ser, fortaleciéndome y restaurándome a perfección.
Querido Dios, Te entrego toda inquietud en cuanto a mi salud. Confío en que Tu amor sanador y Tu presencia dadora de vida me renuevan.
Querido Dios, estoy receptivo a Tu poder sanador. Tu luz y vida vigorizan cada célula de mi ser y siento agradecimiento.
Con corazón receptivo al amor renovador de Dios, acepto mi curación ahora.
Soy saludable y fuerte porque estoy unido a la presencia sanadora y revitalizadora de Dios.
He sido creado a la imagen de Dios, bendecido con vigor y perfección.
El poder de Dios me sustenta y bendice con perfecta salud.
Tengo acceso inmediato al poder sanador de Dios en mí. Tengo salud y bienestar de mente, cuerpo y espíritu.
Envuelto en Tu poderoso amor sanador, Dios, experimento salud y perfección de mente, cuerpo y emociones.
Gracias, Dios, por Tu vida sanadora que se encuentra en todas las células de mí ser, fortaleciéndome y restaurándome a perfección.
Querido Dios, Te entrego toda inquietud en cuanto a mi salud. Confío en que Tu amor sanador y Tu presencia dadora de vida me renuevan.
Querido Dios, estoy receptivo a Tu poder sanador. Tu luz y vida vigorizan cada célula de mi ser y siento agradecimiento.
Con corazón receptivo al amor renovador de Dios, acepto mi curación ahora.
Soy saludable y fuerte porque estoy unido a la presencia sanadora y revitalizadora de Dios.
He sido creado a la imagen de Dios, bendecido con vigor y perfección.
El poder de Dios me sustenta y bendice con perfecta salud.
Tengo acceso inmediato al poder sanador de Dios en mí. Tengo salud y bienestar de mente, cuerpo y espíritu.
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