Dia 19. Cómo Meditar
por Martha Giudici
Sosegar la mente y el cuerpo, dirigirnos a nuestro interior, encontrar
nuestro centro espiritual, lograr un sentimiento de unidad y traerlo al
mundo exterior —de eso se trata la meditación. Meditar nos pone en contacto con
el Espíritu.
Meditación guiada y no guiada
Principalmente, hay dos maneras de
meditar: guiada y no guiada. En la meditación guiada, quien la dirige dice
palabras positivas, edificantes o un sonido repetido. Al meditar, permitimos
que nuestras mentes fluyan en reposo silencioso con el sonido o palabra hacia
la única fuente, Dios.
En las meditaciones no guiadas,
permitimos que nuestros pensamientos fluyan libremente con una idea en
particular para alcanzar nuevos niveles de conciencia. Éste es un estado donde
recibimos, sin ningún sentido de dirección, nueva información acerca del mundo
o de una idea. Otro tipo de meditación no guiada es permitir que nuestras
mentes fluyan libremente, sin ningún pensamiento o idea.
En la meditación no guiada, a menudo
utilizamos símbolos —palabras, ideas, imágenes o frases— como punto de partida
para dirigir nuestras mentes. Cuando fluimos con tales símbolos, nuestras
mentes revelan nueva información proveniente de fuentes en lo profundo de
nuestros seres.
Pasos para la meditación
Toda persona que medita utiliza
algunos pasos esenciales en preparación para el proceso meditativo. Ellos
son:
Relajación —nos aquietamos.
Respiramos profundamente, visualizamos el bien deseado y sosegamos nuestra
mente y nuestro cuerpo.
Concentración —centramos la mente.
Para concentrarnos, podemos utilizar palabras, imágenes mentales o
impresas.
Meditación —dejamos que
nuestras mentes fluyan libremente. Permitimos que fluyan libremente con algunas
ideas, símbolos, colores o palabras diferentes. Podemos hasta cantar
pensamientos afirmativos.
Comprensión —unidad en la
quietud. Éste es el momento de conciencia con el Espíritu en nosotros. En
Unity, llamamos a este tiempo el silencio, pero también hemos llamado el
proceso que logra el silencio, el silencio.
Acción de gracias —aceptación de lo
que ha ocurrido en el silencio. Al final de cada experiencia de meditación,
tomamos tiempo para dar gracias por lo que hemos recibido en guía renovadora,
en curación y en una nueva conciencia.
Una vez, quería saber cómo estar
segura de que había entrado al silencio. Mi profesor de oración me dijo que
cuando sólo están tú, Dios y los mosquitos, has dado el primer paso. Cuando
sólo están tú y Dios te has aquietado. Mas cuando sólo está Dios, has entrado
al Silencio.
Sugerencias para ayudarte a comenzar
1. No sientas ansiedad ni
preocupación por nada que venga a ti. Si te viene alguna imagen, no la
reprimas. Obsérvala y déjala ir. Si tienes dificultad en concentrarte, no te
esfuerces ni te critiques, dirige de nuevo tus pensamientos errantes a tu
centro espiritual.
2. Es bueno pasar por lo menos veinte
minutos cada día en meditación. Quizás desees comenzar tu día con una
meditación corta y pasar más tiempo en el silencio más tarde. No trates de
meditar cerca de las horas de comida o después de comer, porque el proceso de
meditación y el de digestión interfieren uno con el otro.
3. Encuentra un lugar callado para
sentarte en una posición cómoda. Tu columna debe estar erecta pero no
tiesa.
4. Si estás sentado en una silla,
coloca las plantas de los pies en el piso. Es mejor no cruzar las piernas; si
lo haces, quizás al rato encuentres que es incómodo.
5. Donde coloques tus manos es asunto
de preferencia personal. Algunas personas se sientan con las palmas de las
manos hacia arriba porque sienten que demuestran receptividad. Otras se sientan
con las palmas de las manos sobre las rodillas. Encuentra la posición adecuada
para ti.
6. Cierra los ojos para que esto te
ayude a aquietar tu mente. Después de que tengas experiencia meditando, puedes
tener los ojos abiertos o cerrados, eso no tendrá importancia.
7. Una vez que estés sentado con la
columna erecta pero no tiesa, las plantas de los pies sobre el piso, tus manos
en la posición que te sea más cómoda y los ojos cerrados, respira profundamente
y exhala lentamente.
8. Siente que toda tensión sale según
exhalas, luego resume tu respiración normal. Respira de manera natural. Toma
conciencia del ritmo de tu respiración y siente cómo éste te calma.
9. Toma otra respiración profunda.
Con esta respiración, descansas todavía más al dejarla ir. Permite que toda
tención, toda preocupación salga de ti y se aleje, luego resume la respiración
normal a medida que continúas relajando todo tu cuerpo. Utiliza el proceso que
te sea más útil para descansar más y comenzar tu experiencia de
meditación.
Tu meditación debe ser una
experiencia creativa. Lo que funciona para una persona puede que no funcione
para otra. Sólo tú puedes encontrar lo que trabaja mejor para ti.
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