Dia 24. Cómo Aplicar las Enseñanzas de Jesús en la Vida Diaria
por Allen Liles
El cristianismo práctico lo enseña y practica, ha sido descrito como “las enseñanzas de Jesucristo aplicadas a la vida diaria”. Durante su breve ministerio, Jesús enseñó valores eternos que todavía sirven como una guía práctica para la vida. Sus instrucciones y ejemplo nos ofrecen una ayuda útil para cualquier situación que podamos enfrentar.
Preocupación
En el Sermón del Monte, Jesús habló a quienes lo escuchaban acerca de las preocupaciones. Él recomendó: “No os angustiéis por vuestra vida, … ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? … vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Así que no os angustiéis por el día de mañana” (Mt. 6:25, 27, 32-34).
Jesús sabía que la preocupación agota la energía aún en la persona más fuerte. Por ejemplo, nuestras preocupaciones económicas a veces pueden parecer abrumadoras. La mayoría de nosotros, en algún momento, nos hemos sentido atribulados por la falta de un trabajo o nuestra seguridad en él, así como también por las deudas, la jubilación o la necesidad de mantenernos y de mantener a otros.
Jesús prometió que podemos confiar en que Dios proveerá lo que necesitamos. Jesús nos dijo que no nos preocupáramos por cosas, tales como comida, bebida y vestuario. Él también nos dio el secreto para no dejar que la preocupación consuma nuestros pensamientos y nos inmovilice al punto de que no podamos tomar acción positiva para mejorar nuestras vidas. Él hizo esto recordándonos que hemos de estar libres de ansiedad por el mañana —o sencillamente vivir un día a la vez.
Crítica
Muchas personas viven en un mundo que parece acosado por voces de crítica. Rodeados de tanta crítica en los medios informativos y en nuestras vidas diarias, permitimos que el conflicto se convierta en una manera de vida. Jesús se enfocó en los resultados negativos que surgen cuando criticamos constantemente a los demás.
De nuevo, en el Sermón del Monte, Jesús nos dio un consejo práctico: “No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mt. 7:1). O no critiques y no te pondrás en posición de ser criticado. Jesús nos enseñó a enfocar nuestra atención primero en nuestras faltas antes de hacer un inventario de las de los demás. Al examinar honestamente nuestras vidas, a menudo encontramos rastros de lo que nos disgusta de los demás reflejados en nosotros mismos. Aceptar nuestra humanidad nos proporciona una actitud menos crítica hacia los demás.
Decisiones
Tomamos docenas de decisiones cada día. En sus enseñanzas, Jesús utilizó parábolas, milagros, preceptos y acciones para darnos una dirección clara de cómo manejar nuestras decisiones diarias. En la parábola del hijo pródigo, el hijo más joven no respetó la autoridad de su padre. Tomó su parte de la herencia familiar y se fue. Pronto, el dinero se le agotó y tuvo que alimentar cerdos para ganarse la vida. Las malas decisiones lo habían hecho tocar fondo —una realidad que muchos de nosotros podemos enfrentar en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, el dolor que producen las malas decisiones a menudo actúa como catalizador para el cambio, y en esta parábola el hijo decidió regresar a casa y admitir sus fracasos. Él pensaba pedir a su padre un trabajo como obrero. Sin embargo, el padre también enfrentó una decisión cuando vio que su hijo se aproximaba. Él pudo haberlo despedido con un “¡te lo dije!” Pero en vez de eso, corrió a recibir a su hijo con un beso y un cálido abrazo. La decisión del padre demostró amor, compasión, bondad, perdón y comprensión.
Al tomar las decisiones diarias que influencian nuestras vidas, elegir estos valores eternos puede mantenernos en el cauce. Al aplicar conscientemente el concepto de cristianismo práctico para tomar decisiones, primero nos dirigimos a la presencia de Dios que mora en cada uno de nosotros. Cuando acudimos a Dios mediante la oración y meditación, descubrimos la guía divina que ilumina el camino hacia una decisión correcta y beneficiosa.
Estrés
El ritmo de vida acelerado y a menudo caótico ha producido un nivel de estrés alto que afecta a casi todas las personas. El estrés puede producir serios problemas de salud e infelicidad personal en nuestras vidas en general.
Jesucristo también enfrentó un estrés increíble. Él enfrento el ridículo, el rechazo y la falta de comprensión de sus amigos más cercanos. Sufrió persecución, juicio y crucifixión. ¿Cómo pudo soportar todo eso y avanzar con una misión incomparable que transformó y elevó a la humanidad?
Jesús sabía quién era. Tenía confianza en su asignación divina. Creía en Su papel de maestro, sanador, señalador del camino e instrumento de la gracia de Dios. Aunque estaba en un mundo lleno de estrés, no era de ese mundo. Pudo separarse de las presiones y personalidades a Su alrededor y enfocarse en Su destino verdadero. En Juan 10:30, Jesús dijo: “El Padre y yo uno somos”. Él buscó siempre morar en una conciencia de pura armonía con el Espíritu y en un estado de unidad con Dios. El estrés de la vida humana no tenía poder para apartarlo de Su misión.
Al afirmar constantemente la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas, nosotros también podemos sentir “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Filipenses. 4:7).
Salud
Casi todos nosotros hemos respirado profundamente o dicho una oración antes de recibir los resultados de un examen médico. ¿Qué consejo pragmático nos ofreció Jesús acerca de las preocupaciones por la salud?
Jesucristo buscó ser uno con el poder sanador interno. Enseñó que la verdadera fuente de toda curación proviene de Dios. Demostró este poder divino sanando y resucitando gente. Jesús utilizó la luz y el amor de Dios para sanar y bendecir.
Al sanar al ciego de nacimiento, Jesús dijo a Sus discípulos: “Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo”. (Juan 9:5) La luz sanadora que resplandece en nosotros para enfrentar cualquier problema tiene su origen en Dios. Pero la restauración de nuestras mentes y nuestros cuerpos físicos también pueden provenir del reflejo de Dios —por medio de los médicos, las enfermeras, las medicinas correctas y los procedimientos y tecnología médica más modernos. Cuando la fe y la confianza en nuestro vínculo divino con la fuente de toda vida están unidas con el poder espiritual de la oración, toda curación es posible.
Jesús enseñó métodos prácticos para vivir de una manera amorosa pero franca. La huella que deja un gran maestro yace en la habilidad de inspirar a sus estudiantes para que se den cuenta de su potencial divino. Jesucristo tuvo éxito al dejarnos un legado inapreciable: el cristianismo práctico.
Afirmaciones para aplicar las enseñanzas de Jesús
Preocupación: Mi fe en las promesas de Dios elimina las precupaciones en mi vida.
Crítica: Me examino antes de juzgar a otros y suscito el perdón y la armonía.
Decisiones: Tengo en mí la respuesta a toda pregunta y decisión, y la encuentro gracias a la oración y la meditación.
Estrés: Sé quien soy espiritualmente, y dejo ir el estrés del mundo material.
Salud: Mi atención está centrada en la vida y la imagen de Dios en mí.
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