Dia 6. Cómo Ver el “fracaso” de un Modo Positivo
por Eric Butterworth
En el juego de la vida, el triunfador es el que siempre recuerda que no tiene que permitir que las personas o condiciones determinen cómo va a pensar o actuar. Él toma responsabilidad por su vida respondiendo con una perspectiva más positiva.
Quizás te aventuraste a edificar un negocio pequeño, este no triunfó y tuviste que ejecutar una hipoteca. Esta experiencia contiene los ingredientes necesarios para descorazonarte y dejarte con cicatrices que tal vez te impidan intentarlo de nuevo por miedo al fracaso. Podría dejarte sujeto a una cadena de baja autoestima. Pero este no tiene que ser el resultado. Tú puedes darle un sentido positivo a esta experiencia, siempre puedes escoger… puedes determinar que el fracaso aparente es un aspecto importante de tu crecimiento y que éste te ofrece madurez y aprendizaje.
¿Es el fracaso realmente un fracaso?
El fracaso no es necesariamente una cosa mala. Tomás Edison fracasó cientos de veces. Él era un científico e investigador y dijo que investigar es el arte que nace de la insuficiencia de éxito. Con cada experimento que fracasaba, Edison sabía que este lo llevaría más cerca de aquella prueba que tendría éxito y que le revelaría algo nuevo, como la bombilla incandescente.
Es posible que un matrimonio de muchos años haya sucumbido debido a que dos personas no pudieron establecer buena comunicación y reconciliarse. Quizás te sientes fracasado especialmente porque habías abordado esta relación con grandes expectativas. De nuevo, el principio es que no hay experiencia buena o mala, lo que cuenta es cómo la superas.
Se ha dicho que el matrimonio nos brinda una oportunidad de crecimiento importante. Y crecerás, a menos que tú permitas que esta experiencia forme un bloque tal en tu conciencia que obstruya el crecimiento.
De lápidas a señales
Puedes decir que por hoy todo está bien pero, ¿qué hay con los fracasos y las pérdidas del pasado? Quizás digas: “no tengo control sobre el pasado”.
Los sucesos del año pasado o el ayer, pasaron a la historia.
No importa cuán grande es tu deseo o lucha, no podrás vivir el pasado de nuevo, pero tus pensamientos y memorias de éstos sí están en el presente y son transformables.
El camino de tu pasado puede estar cubierto con lápidas tales como: “Aquí descansan mis grandes sueños que fueron destruidos por un evento trágico” o “aquí descansa mi entusiasmo por la vida que fue destrozada por lo que él/ella me hizo”. Y quizás añadas: “Como verás, la historia de mi vida está grabada en piedra y no hay nada que pueda hacer para remediarlo”. Desde luego que no puedes alterar lo que está sepultado, mas sí puedes cambiar lo que está escrito sobre la lápida convirtiéndola en un pilar de guía. El profeta Joel dice: “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros” (Joel 2:25). Él no dice que puedes volver otra vez a vivir el pasado sino que puedes modificar tus pensamientos sobre él.
Haz la tarea de analizar las lápidas en tu mente. Admite que el problema en sí no es lo que ocurrió sino tu reacción acerca de lo ocurrido. Los años a los que se refiere el profeta Joel pueden ser restituidos, mas no viviéndolos de nuevo, sino reflexionando sobre qué lugar y poder les has dado en la historia de tu vida.
Lo que se requiere de ti es simplemente aquello que ya posees. Así como la mariposa tiene que dejar su capullo, del mismo modo tienes que dejar ir. Esto se puede lograr cambiando tu manera de pensar acerca de lo que sucedió en el pasado. Dale un nuevo sentido, míralo todo con la brillante luz de la conciencia espiritual que yace en ti.
Pronto todas las lápidas en tu camino cambiarán y dirán: “Viví, aprendí por experiencia, maduré, dejé ir y cumplí el llamado supremo de Dios”.
Con una nueva visión acerca de lo que la vida es y lo que puede ser, actúa pronto. Y, si todavía existen áreas en las que no has realizado tu potencial no te desalientes. Sólo recuerda que no importa que sucede (a ti o en ti) siempre puedes darle un nuevo sentido a todo. Sólo entonces, finalmente, estarás a cargo de tu vida.


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