VIERNES, 15 DE DICIEMBRE
DEL 2017
Paz
por Paul John Roach
Hay una paz profunda y perdurable en mí.
En el corazón de cada uno de nosotros hay un lugar de paz
radiante. Este centro de quietud
es inmune a las circunstancias cambiantes de nuestras vidas. Es el punto
tranquilo alrededor del cual el mundo gira.
En el libro de Marcos, capítulo 4, los discípulos viajaban por
barco con Jesús cuando comenzó a azotar una tormenta que
los asustó grandemente. Sin embargo, Jesús estaba durmiendo apaciblemente.
Tras ser despertado, subió a la cubierta y declaró,con calma pero con firmeza:
“¡Paz!
¡Aquiétate!” Y, de inmediato, la tormenta se calmó.
Jesús no negó que los discípulos estuviesen asustados o que
hubiese una tormenta. Mas no les dio poder a estas condiciones.
Habló palabras de Verdad desde la quietud de su ser, y todo
cambió.
Podemos hacer lo mismo ante las situaciones difíciles de nuestras vidas.
Con regularidad, pasa tiempo contemplando la paz espaciosa, hermosa y quieta dentro de ti. Luego, declara desde esa
conciencia “¡Paz! ¡Aquiétate!” a
cualquier pensamiento o circunstancia inquietante.
Puede que los resultados no sean tan dramáticos como en la
historia de Jesús, pero habrá un cambio, y surgirán nuevas
posibilidades para la acción creativa.
La escena
apacible del nacimiento en la mañana de Navidad es una hermosa expresión de la paz radiante que hay en nuestro interior. Aquí, todas las partes que
viven dentro de nosotros — simbólicamente representadas por María y José, los
tres Reyes Magos, los pastores y los animales— están reunidas alrededor de la
presencia pacífica del Espíritu Crístico, cuyo poder y amor transforman nuestro mundo. Deseo que todos los seres experimenten
ese lugar divino en esta temporada festiva.
“¡Paz! ¡Aquiétate!”.— Marcos 4:39
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